Corrientes Opina

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El querido club del barrio.

Difundir el amor

Una histórica jornada vivió el Club Atlético Pingüino el pasado miércoles 20 con la inauguración de las obras que llevó adelante el Gobierno de la Provincia de Corrientes.

La querida entidad del barrio Libertad cambió su fisonomía pero mantiene su esencia, algo que se pudo plasmar en los rostros emocionados de los cientos de asistentes que se acercaron para confirmar que no se trataba de una ilusión.

El titular de la Asociación de Basquetbol de la Ciudad de Corrientes, Rafael Fondón, describió lo vivido. “ Este glorioso solar de Santa Fe 1365, tanta veces techado en asados y trasnochadas de entusiastas Pingüineros, hoy es una realidad, el sueño de tantos amantes de la “ banda negra ” se corona hoy con esta monumental obra que el Gobierno de la Provincia entrega en impecables condiciones ”.

Un club de barrio representa la identidad de una comunidad y debería ser el lugar ideal para que los chicos practiquen deportes y dejen de lado el sedentarismo y la sobreestimulación tecnológica recibida de la mano de Internet, de la Wii o la Playstation.

Cualquier pibe no sólo va a jugar al club. En-tre los límites de la cancha se aprenden valores como el compromiso, la amistad, la solidaridad, la superación individual, el respeto o el sentido de pertenencia.

Por eso era fundamental renovar la infraestructura de la institución, como la de otros clubes, para que sirva de contención para los pequeños que necesitan hacer deporte como parte de su formación.

Con las nuevas instalaciones se puede competir en forma más equilibrada para que los chicos dejen de lado las sillas frente a los televisores o computadoras.

Fondón, durante el acto de apertura, agregó: “ Quiero decirles y sin hacer política ni demagogia, que cuando el Estado cumple su función de tal, sin dudas le mejora la calidad de vida a sus habitantes y hoy decirle gracias a ( Ricardo ) Colombi es poco, porque pone a todos los habitantes de la capital en igualdad de condiciones en sus propios barrios ”.

El rol social que tienen los clubes es innegable, es un centro de inclusión e integración, allí se juntan los vecinos con distintas ideas políticas y religiones con la sana intención de poder jugar y recrearse.

Por los clubes de barrios pasan distintas generaciones de familia, como le sucedió a quien escribe estas líneas. Durante mi infancia prácticamente fue el patio de casa por donde también pasaron mi abuelo, padre y hermano.

Pingüinos, con 79 años de vida, se renovó y ahora tiene otro desafío: intentar que los chicos de los alrededores vuelvan a la entidad para que puedan decir con orgullo que es el club de su barrio.