La credibilidad como la confiabilidad son virtudes que deben exhibir determinadas actividades del ser humano con relación directa a la comunidad donde convive, máxime si ejercen una profesión ligada al destino de esa sociedad, entre ellos, el periodismo honesto como también la política y los políticos. Sin embargo, en el periodismo hay ejemplos que denigran a esa profesión pero que, felizmente, hay excepciones que los enaltecen, y que son mayoría. Lo mismo, lamentablemente, ocurre con la política.

Muchas veces, y para rehuir responsabilidades, se apela a afirmar que si se publican malas noticias o se distorsiona la verdad, no es culpa del periodismo porque lo único que hizo fue hacerse eco del mensaje para autoproclamarse como inocente mensajero. Pero en ese supuesto de considerarse cartero, hay que hacer la salvedad de que cuando ese trabajador lleva una carta o un telegrama, no sabe cuál es el contenido por lo que ni por intuición puede saber si el mensaje es bueno o es malo. En cambio, el periodista es consciente de lo que elabora, difunde y hacia quien o quienes está dirigido su mensaje. Si hay vocación de servir honestamente a la opinión pública, sin incurrir en difamación o calumnia y solo buscando la verdad y la justicia,  no sólo ha de mantener a su favor confiabilidad y credibilidad, sino que fundamentalmente y con humildad ha de seguir luchando para desterrar la hipocresía, el abuso del poder, la corrupción y la impunidad. Y, por supuesto, jamás ha de supeditar su conducta al vil dinero, venga de donde venga.

El famoso periodista y escritor estadounidense, Upton Sinclair, editó el libro “Ficha de Bronce – La Prostitución del Periodismo”, un título que se presta para reflexionar seriamente sobre la actitud y comportamiento de los periodistas. En 437 páginas hace las excepciones de lo que en verdad constituye el periodismo independiente, pero explica todas las formas de distorsión, perversión y prostitución de los medios periodísticos y sus protagonistas. “ En un diario –aclara- se sabe lo que está ocurriendo, hora a hora; tiene más conciencia de clase, está más alerta al significado de los acontecimientos que cualquier otro ente de la comunidad capitalista. Sabe de lo que quiere de sus esclavos asalariados y se encarga de que entregue la mercadería. Sabe lo que le está proporcionando a sus avisadores… sabe de dónde saca el dinero, su crédito, de modo que sabe quién es quién en los Estados Unidos, y sabe a quién elogiar y a quien odiar y temer ”. Más adelante advierte que “ si por casualidad Ud. Interfiere con los gobernantes y los poderosos, si viola sus reglas, entonces, instantáneamente sentirá la presión de su desagrado: se le cierran las puertas del club, sus hijos no son invitados a las fiestas… porque “ los métodos para mantener su dominio sobre el periodismo son cuatro: 1 ) poseyendo los diarios; 2 ) dominando a sus dueños; 3 ) por subsidios publicitarios y, 4 ) por soborno directo”.

Cuando no hay competencia y sí monopolio de la opinión pública, Sinclair a casi un siglo de sus advertencias, afirmaba que “ una vez cada 24 horas ”, el lector absorbe “ el veneno que tomaba por verdad y sobre el que formó todas sus ideas ”. La “ Prostitución del Periodismo ” apareció en 1919 cuando recién surgía la radio y ni se soñaba con la televisión y menos con los mensajes por computadora.  Justamente para no caer en la “ Ficha de Bronce ” que era el pase a los prostíbulos para pagar a las prostitutas, el periodismo honesto debe exhibir independencia de criterio, escribir y/o difundir la verdad con objetividad y así lograr la credibilidad y la confiabilidad. Debe ser una suerte de “ fiscal del pueblo ” pero nunca jactarse de sus logros porque la otra virtud del periodista es la humildad.

Con relación al denominado “ modelo kirchnerista ” respecto al manejo de los medios periodísticos ( y que también se practica en Misiones ), ya alrededor del 80% de los medios audiovisuales están directa como indirectamente controlados por el poder político. Y también los medios gráficos, en su mayoría de distribución gratuita. Esto sucede por la cesión de medios a empresarios amigos o contratistas del Estado con el financiamiento a través de la distribución arbitraria de la publicidad oficial que, en todos los casos, viola el Pacto de San José de Costa Rica, que prohíbe restringir el derecho de expresión por medios indirectos, como así también un fallo histórico de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Entonces, no es cierto la reiterada acusación al “ Grupo Clarín ” y a La Nación que –dicen- dominan a la opinión pública como “ corporaciones hegemónicas y monopólicas ”, ya que deben enfrentar al verdadero monopolio del oficialismo y que, después de todo, tanto Clarín como La Nación son financiados voluntariamente por sus avisantes como también por sus lectores. Sin embargo, con la prostitución del periodismo, será imposible saber la verdad de la realidad tanto de la Nación como de la provincia, pues no habrá investigación alguna y menos intentar criticar al poder de turno. Eso si, como lacayos de ese poder, gozan descalificando y hasta calumniando a colegas honestos y, a la vez, ocultando actos de corrupción para que no se sepa la verdad. En la mayoría de los casos se comenta y critica a determinada persona como corrupto por recibir prebendas del Estado, pero esa descalificación no se extiende al mayor corrupto, que es el corruptor y que justicieramente merece más castigo de la opinión pública, ya que aprovecha fondos que pertenecen al pueblo para sobornar y/o coimear a quienes ya integran y pasarán a la historia como integrantes de la prostitución del periodismo, por más que quieran confundir elogiando a Rodolfo Walsch por haber  criticado valientemente a la dictadura militar y morir luchando por sus ideales y que, si volviera a renacer, con seguridad, jamás se encolumnaría para recibir la “ ficha de bronce ” porque seguiría luchando por la libertad de expresión y la dignidad del periodista. Así lo afirmo yo porque tuve la suerte de haber sido su amigo cuando ejercía el periodismo en la Ciudad de Buenos Aires.