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A pocos días de la presencia de la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, en el Comité de Descolonización de la Organización de Naciones Unidas – primera vez que un mandatario argentino asume esta firme actitud – acompañada por una representativa y pluralista delegación nacional que asume a Malvinas como política de Estado, es imprescindible en esta fecha – 10 de junio – declarada por la Ley 20561, en noviembre de 1973, como Día de la Reafirmación de los Derechos Argentinos sobre la Islas Malvinas y Sector Antártico, reflexionar sobre el significado de Malvinas, como una causa de unidad en un contexto nacional y latinoamericano.

Plantear la causa Malvinas en un sentido amplio, repotenciarla, porque ella encierra la concepción integral de soberanía, lo político, lo social, lo cultural, lo económico, lo educativo, lo territorial.

El 10 de junio de 1829, Vernet fue nombrado con el cargo de primer comandante político y militar de las islas. En el texto del decreto se exponen claramente los presupuestos del gobierno del Río de la Plata que justifican la posesión del archipiélago. La Argentina fundamentaba sus derechos en cuatro puntos: que España poseía las islas previamente, que esta posesión había quedado justificada por el derecho de ocupación, que las principales potencias marítimas así lo habían reconocido, y que las islas en cuestión se hallaban próximas al territorio del antiguo virreinato.

Así Vernet se había convertido en funcionario de un Estado encargado de hacer cumplir las leyes del país.
También es justo recordar y reivindicar a Pablo Areguatí, guaraní nacido en San Miguel, Misiones, uno de los siete pueblos orientales, hoy territorio brasileño, que en 1824 fue el gobernador militar de las islas Malvinas durante seis meses ( desde febrero hasta agosto ).

Malvinas es la causa nacional, popular y democrática y no de un sector determinado. No quedarse en la cuestión belicista – guerrerista. Malvinas es análisis y reflexión, como experiencia y autocrítica que claramente fue bastardeada en 1982 por la dictadura cívico – militar genocida cuyo único objetivo era mantenerse en el poder y no por un sentimiento patriótico.

Si hablamos de recursos naturales, hablamos de Malvinas ( hidrocarburos, pesca, etc. ).

Si hablamos de desmilitarización, hablamos de Malvinas ( base militar británica de Mount Pleasant ).

Si hablamos de pueblos originarios, hablamos de Malvinas ( aproximadamente un 20% de los que participaron y cayeron en Malvinas en el conflicto bélico de 1982 fueron hermanos qom, wichis, pilagás, guaraníes, tehuelches y otros ).

Si hablamos de integración regional latinoamericana, hablamos de Malvinas ( el 82 demostró claramente esa unidad, y hoy tenemos al Mercosur, la Unasur, la Celac etc. ).

Si hablamos de geopolítica y del sector antártico, está Malvinas como un lugar estratégico política y militarmente y como único paso natural de los océanos Atlántico y Pacífico.

Si hablamos de derechos humanos, crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad, hablamos de Malvinas ( así lo demuestran las denuncias presentadas ante la Justicia Federal, en el marco de la Memoria, la Verdad, la Justicia y la Soberanía ).

Y si hablamos de democracia, Malvinas está presente ( ella también posibilitó la recuperación de la Constitución y la leyes ).

Malvinizar Malvinas es hablar de integridad territorial, de soberanía social y política, de destino nacional autónomo, de alianzas estratégicas, es hablar sobre las cosas que aún nos faltan y de las que estamos en franco proceso de recuperación.

Malvinas es Memoria, Verdad, Justicia, Soberanía y Democracia.